Caminos raros de la fe

Bautizo protestante. Sudáfrica. 1999 – A. Abbas.

También disponible en El Nacional.

Cuando yo era un niño enfermo muchas cosas caían en el territorio de lo incierto y misterioso. La propia enfermedad surgió de una manera poco clara, la artritis reumatoidea sencillamente da porque su origen es así de incierto. Como se suele decir en varias enfermedades autoinmunes: “la genética carga la pistola, el ambiente jala el gatillo”. Más allá de aproximaciones especulativas a los factores de riesgo, no se puede estar completamente seguro de por qué comenzó ni de por qué lo hizo en ese preciso momento. También, como una maldición que funciona mientras crees en ella, una vez la tienes se autoperpetúa en un laberinto: tu cuerpo de perro mordiéndose la cola.

Muchos doctores parecían estar escépticos ante la realidad de que un niño de siete años también puede ser un paciente reumático de la noche a la mañana. Así que, sin diagnóstico ni tratamiento, hice mi propio peregrinaje por decenas de consultorios. Durante los momentos rudos de la enfermedad mis recuerdos de infancia transcurren en salas de esperas. Doctores, batas, estetoscopios, secretarias, viajes, agujas, exámenes de sangre… Me saqué tanto la sangre durante esos años que tengo un descuento vitalicio en una franquicia de laboratorios.

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Los retornados

Imbondeiro en el lago Niassa, Mozambique en 1964 - Alfredo Henriques.
Imbondeiro en el lago Niassa, Mozambique en 1964 – Alfredo Henriques.

También disponible en El Nacional

Mi padre nació en Luanda en 1960, al inicio de todo este polvorín. Sus recuerdos idílicos de infancia están mezclados con la emoción de la guerra desde los ojos de un niño y los horrores y los escenarios extremos de violencia y salvajismo; todo eso en el remolino que es su memoria desde el 60 hasta el 75, cuando luego de otorgada la independencia toda mi familia salió huyendo de Angola en medio del fuego cruzado. Esta es la historia del mayor movimiento de masas en la historia de Portugal, aquellos que vivieron el sangriento fin del último imperio colonial y fueron víctimas de la ceguera ideológica que en tantas ocasiones caracteriza a los revolucionarios.

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El cretino Antonio

cuarto piso
También disponible en El Nacional

Los pequeños patanes del día a día, los cabrones de mala entraña. Mezquinos, sin solidaridad, sin humanidad. Aquellos que esperan una equivocación para lanzarse sobre ti amparados bajo la excusa de hacer las cosas bien. Porque los cretinos siempre creen tener la razón. Nunca un cretino dudó sobre si lo que hacía era justo o correcto, no: los cretinos siempre creen que actúan en nombre de la justicia, o más bien de “lo correcto”, que es otra cosa.

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Futbolito

zico-socrates

También disponible en El Nacional

Siempre me gustó el olor de la grama mojada. Y la grama siempre está mojada cuando se juega en la mañana. Cuando era niño nuestros partidos se jugaban siempre en la mañana, a las nueve. Yo me paraba horas antes y me vestía. Me ponía unas medias rojas con rayas amarillas y verdes que picaban como bachacos, unas canilleras enormes, unos taquitos negros, y una camisa cuyo cuello estaba hecho del mismo material que las medias, era terrible… Pero me encantaba. Rondaba la casa durante horas hasta que mi papá se despertaba, lo fastidiaba para que se apurara en llevarme a la cancha, aunque siempre al llegar teníamos que esperar media hora más por el árbitro, mi papá siempre tuvo razón en que no había motivo para apurarnos. Pero me emocionaba tanto ir a perder todos los sábados… Nunca, jamás, en la historia de esa liga de Compoticas, mi equipo ganó algún juego. Y siempre fui con entusiasmo a perder. A veces, el olor de la grama mojada todavía me regresa a un lugar seguro.

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Katarzyna

kkk

Crónica publicada en la edición n°20 de la Revista OJO

Los dinosaurios no se extinguieron, dan clases en mi universidad. Un verdadero museo que tiene muchísimos años y todavía más moho, donde se exhiben con orgullo ideas prehistóricas. Pero mi uni es buena en algo: marketing. Esta universidad es puro maquillaje y se vende como una de las más antiguas del mundo, la mejor rankeada y con más estudiantes internacionales en Portugal, donde profesores ganan premios y presidentes vienen a buscar doctorados. Y uno acá adentro, calladito, sabiendo un secreto: todo es mentira.

La universidad me llena de una rabia sosegada, una humedad pesada. Siento que se me vino encima el tiempo y que un monstruo de papel me aplasta el espíritu. Pero no es un monstruo de papel, es un coloso de concreto gris con cuatro estatuas al frente; algunos dicen que son las únicas cuatro personas en la historia de la Facultad de Letras que no se graduaron. El edificio conserva dejos del nacionalismo épico de la dictadura portuguesa, como el mural enorme llamado glorificación al genio portugués y pasillos de escaleras infinitas que se pierden en las entrañas de una casa de las luces muy mal iluminada.

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